Fallo del I Certamen Cartas de Amor "De Mar a Mar"

Hace unos meses Paco Velázquez, compañero en la vida y la actividad literaria que realizamos codo a codo, me dijo que se le había ocurrido realizar un certamen dedicado al amor, basado en nuestros mares tantas veces recorrido de un lado a otro. Cartas de amor en un momento en el que la distancia se ocupa de separar vidas encontradas. Mascarillas que nos hacen la zancadilla a la sonrisa dibujada en nuestras caras, un camino que se ha visto truncado por una pandemia que nos llegó para robarnos la primavera y que a otras personas tristemente les ha arrebatado la existencia.

Pero nosotros erre que erre con aquello de “cuidado con lo que sueñas, porque puede llegar a realizarse, una vez más vemos que ha sido una realidad abrumadora.

Porque poquito a poquito, suave suavecito, que dice la canción, hemos ido recibiendo una tras otras vuestras cartas de amor.

En total han sido 27 cartas las que hemos recibido, llegadas desde Cádiz, Conil, Chiclana, San Fernando, Puerto Real, Utrera, Ecija, Bailén, Jaén, Gijón, Madrid y las minas de Riotinto en Huelva…, cartas llenas de amor, de realidad, de sentimiento presto a erizarte alma y cuerpo. Con un nivel de presentación y redacción que nos ha dificultado la selección de ganadora, accésit y finalistas, como no os podéis imaginar.

Seguimos camino y lo hacemos o debemos hacerlo, bajo el concepto que lo engloba como un gran viaje, de la vida pasada, de la que quedó en el diario de a bordo antes de la pandemia. Echar de menos aquello que vivimos no nos hace bien, por ello debemos reivindicar el camino como presente, recordando ese pasado que fue y no permitirle que nos obsesione, ni él ni el futuro a la hora de marcar nuestro destino.

Ya lo dijo Antonio Machado

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.